Regreso a la aristocracia

Uno de los gráficos más impactantes que he visto en recientes años es el mostrado arriba, y muestra como en los Estados Unidos existe una división política que se hace mas marcada en la última década, y parece que proviene de lo que se percibe del otro lado, más que los asuntos en cuestión. El artículo fuente habla de que:

"when citizens detest those with opposing affiliations, political parties are driven to overstate their differences, stress ideological purity and vilify the opposition."

Basta con prender la televisión en un día ordinario de la pandemia mundial del 2020, y la gente aparece en las calles de algunas ciudades estadounidenses fervientemente opuesta a no usar mascarillas. No creo que alguien tenga ganas tan intensas de protestar por no usar una pieza de tela o material sintética, sino es una muestra hacia el otro lado de que no los obliguen a hacer cosas que no quieren. ¿Derecho de libre protesta y de pensamiento? Porsupuesto, pero parece que es llevado al extremo por la frase del artículo de arriba.

Trayéndolo al contexto de Costa Rica o Latinoamérica posiblemente será igual, vemos como la gente escribe monólogos y opiniones amplias y candentes creyendo que pueden tener influencia personal, quejándose no necesariamente del problema o asunto en cuestión o mejor aún haciendo un análisis informado del mismo, sino se quejan como el otro lado lo esta haciendo mal, y deberían de estar haciendo las cosas diferentes. La energía de crítica y de crucificación del otro lado (los empresarios, los politicos, el PAC, los politicos tradicionales, los burocratas, la Liga, Saprissa, Albino, escoja su villano...) es puesta precisamente sobre el lado opuesto, no sobre el tema en cuestión. 

Las redes sociales, grupos de WhatsApp, los memes y otras instancias similares hacen que se amplie la polarización, como si cada lado estuviera tomando más distancia para poder tirar flechas hacia el otro lado. Y mientras esa polarización aumenta, sube la polémica, debido a los echo chambers en los cuales hablan los de un lado o el otro.

Para terminar con una última idea controversial, tal vez lo ideal sería regresar la aristocracia, el sistema político sugerido por Platón y Aristóteles encabezado por gente que sobresale por su sabiduría intelectual y por su elevada virtud.